Vastos ecosistemas hiperconectados que procesan datos en tiempo real para mejorar continuamente la respuesta a las necesidades de sus habitantes: así es como están cambiando las ciudades a ciudades inteligentes.
Ciudades que tal y como los organismos vivos, se adaptan a los estímulos externos cambiantes; ciudades que pueden planificar su desarrollo, teniendo en cuenta lo que necesitan sus residentes y el impacto que las tecnologías causan en su bienestar.