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Movilidad sostenible la ayuda que el planeta estaba necesitando

Según la ONU, el transporte es responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía. Un problema al que no hay que dar la espalda y contra el que la Tierra ya ha lanzado su particular SOS.

Para responder a este gran llamado del planeta, los países ya han comenzado a aplicar políticas encaminadas a reducir de forma significativa la contaminación. Entre las iniciativas propuestas por la ONU se encuentran establecer estándares de eficiencia en el sector automovilístico e incentivos para el transporte de cero emisiones, además de incrementar las inversiones en movilidad no motorizada. El objetivo es claro: adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos sin despreciar las ventajas del transporte en el desarrollo económico y social de la población.

La movilidad sostenible juega un papel primordial y la creciente apuesta por los vehículos libres de emisiones es uno de los pilares principales de esta apuesta por una movilidad más limpia.


Los apoyos gubernamentales en favor de los vehículos electrificados (menores impuestos, circulación por zonas restringidas, etc.), junto con la decidida apuesta de las marcas por este tipo de modelos, han hecho que el parque móvil electrificado sea cada vez mayor. Durante el pasado año, sus ventas mundiales crecieron un 64% (2,1 millones de unidades). Una cifra que supone el 2,2% del total (1,44 millones son 100% eléctricos) pero que aún tiene mucho camino por recorrer. Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, más de 300 millones de vehículos electrificados podrían circular por las carreteras en 2040.  Muchas ciudades también aportan su granito de arena con fórmulas que hacen el transporte urbano más limpio y eficiente. Entre ellas están el fomento de transportes alternativos, como bicicletas, monopatines eléctricos y vehículos compartidos; la creación de zonas de circulación restringidas al tráfico; la mejora de la red de transporte público con combustibles más limpios (gas o electricidad); la adopción de asfaltos silenciosos; la disminución de los límites de velocidad en el centro de las urbes; y la restricción temporal de vehículos, son algunas de las respuestas para hacer de la Tierra un planeta más limpio.

La meta es clara: hacer compatibles las ventajas de la movilidad con el cuidado del medio ambiente. Nos toca a todos hacerlo posible.