El panorama de la movilidad en el mundo es sombrío: ciudades congestionadas y contaminadas, y personas que desperdician horas de sus vidas en el tráfico. ¿Cuál es la solución? Vehículos eléctricos y coche compartido. No es imposible.
El escritor inglés George Orwell ironizaba diciendo que la utopía para quien tiene dolor de dientes es un mundo donde ese dolor no existe. Para aquellos que están obligados a pasar varias horas de su vida sumergidos en el tráfico, en ciudades congestionadas y contaminadas, la utopía es un lugar con sus calles libres, aparcamientos disponibles, automóviles silenciosos y sin emisiones.
El automovilista italiano promedio tiene hoy el "dolor de dientes de la carretera": actualmente la movilidad en la "Bota" no es sostenible, según el informe "La Smart Mobility y los italianos", realizado por la sociedad Bain & Company.
Un cuadro sombrío para la movilidad "tradicional"
El dato que más se destaca, es que en Italia circulan 620 autos por cada mil habitantes. En Francia y en España, ambos países culturalmente similares, la cifra es de 500 y 480 respectivamente. En las grandes ciudades la situación es más crítica, sobre todo para los que viajan para ir a su trabajo. Las consecuencias, tanto a nivel económico como en la calidad de vida, son más negativas: cada trabajador pierde en el tráfico un promedio de entre 60 y 90 horas por año y el coste para la comunidad es de casi 5mil millones de euros. El documento lo define como un "cuadro oscuro", sobre todo en un país con una altísima vocación turística.
Un caso ejemplar es el de la ciudad de Roma y el de la región Lazio. La capital italiana, ocupa el 13 ° lugar de las ciudades más congestionadas del mundo y tiene 71 autos por cada 100 habitantes, mientras que en Madrid son 32 y en París 45. El 75% de los trabajadores viven cerca de Roma, mientras que, en la Región Piamonte y Región del Véneto, el porcentaje de los automovilistas que se dirige hacia las grandes ciudades a trabajar es del 52% y el 17%. Además, en el 60% de los autos se encuentra solamente el conductor.
Si la situación actual no es óptima, el futuro que se aproxima no muestra signos de mejora. El tiempo promedio para dirigirse al lugar de trabajo en 2001 era de 29 minutos, mientras que en 2011 ya había aumentado a 32. En resumen, el panorama es cada vez más sombrío.
Una luz en el fondo del túnel
"Sin embargo, existe una señal de un cambio evidente", dice el informe, y es la movilidad eléctrica, que puede, al mismo tiempo, dar aire limpio a las ciudades y reducir las emisiones de gas de efecto invernadero. Italia participa a la e-revolución aunque se encuentra un poco más atrás con respecto a los países europeos que están a la vanguardia.
Según el documento de Bain & Company, el 78% de los italianos se mostró favorable a la adquisición de un auto eléctrico en los próximos 5 años, el 55% de ellos dijo "quizás sí" y el 23% "seguramente sí". Las razones que motivaron esta respuesta confirman un mayor interés por el cuidado del medio ambiente: el 75% de los que tienen intenciones de pasar a la movilidad eléctrica lo harían para contaminar menos.
Del dicho al hecho: según el informe "E-Mobility Revolution", realizado por The European House - Ambrosetti para Enel, la matriculación de vehículos eléctricos en Italia aumentó, entre 2005 y 2016, un promedio del 41% por año. Particularmente, el número de autos aumentó en 2016 un 60% respecto al año anterior.